Antes de la emergencia sanitaria por el covid-19, el efectivo era el medio de pago preferido por los chilenos. Sin embargo, el panorama cambió durante la pandemia y la tarjeta de débito desplazó del primer lugar a los billetes y monedas.
Hasta ahí era algo esperable.
El temor al contagio, el descenso sostenido en el número de cajeros automáticos en el país y el depósito de los sueldos directamente en las cuentas bancarias explicaban el escenario.
Pero hay novedades. Según la última Encuesta Nacional de Uso y Preferencias del Efectivo (Enupe), del Banco Central, el efectivo volvió a tener una posición importante en las preferencias.
Aunque no desplazó a la tarjeta de débito (el 83% de los encuestados aseguró usarla más de una vez y hasta 5 veces por semana o todos los días), el efectivo superó los niveles previos a la pandemia (79% en 2022 vs. 75% en 2019).
¿Cómo explicamos esto?
Para nuestro líder de servicios financieros, Rodrigo Alegre, hay varios factores. De partida, el uso del efectivo mantiene un rol clave en rubros como el transporte público (especialmente en regiones), las ferias, el comercio minorista y en el pago de los servicios básicos.
Pero también existe un aspecto cultural relevante. "Las personas que utilizan efectivo en verdad sienten que tienen un mejor manejo y un control personal de su dinero. Físicamente cuando lo ves ahí es distinto", plantea.
"(Al utilizar tarjetas) uno muchas veces pierde la trazabilidad sobre lo que está gastando y, generalmente, uno gasta más de lo que recibe", agrega Rodrigo.
Otro de las problemáticas que reveló la Enupe (y de la cual el Banco Central ha alertado en reiteradas ocasiones) es la escasez de billetes de bajas denominaciones ($1.000, $2.000 y $5.000), lo cual abre una brecha importante en la entrega de vueltos, especialmente entre los segmentos más vulnerables y dependientes del efectivo.
Sobre este y otros temas profundizó nuestro líder de servicios financieros en el programa Expreso Bío Bío de Radio Bío Bío.
Puedes escuchar la entrevista aquí: