La venta de Transbank remeció al mundo de los medios de pago. Pero es una buena noticia: debería beneficiar al ecosistema, la competencia y a buena parte de la población que ya está bancarizada.
Señora directora:
La venta de Transbank le quita una pesada mochila a esta empresa que, aún, es propiedad de los bancos.
Hoy no se habla que este adquirente fue pionero en pagos sin contacto. Ni de cómo mejoró la experiencia de los usuarios de su billetera digital. Ni de su labor como motor de varios proveedores de servicios tecnológicos y de medios de pago. Ni tampoco de sus esfuerzos por meterse a competir de verdad.
Se cuentan sus líos judiciales, su esquema tarifario que nadie entiende, su posición dominante y otros temas polémicos. Esto debería tener su fin con la venta anunciada ayer.
Al revés, Transbank puede entrar en nuevos negocios que van desde los microcréditos para el comercio hasta los pagos transfronterizos. Porque es poco probable que el comprador sea chileno. Y los bancos deberían reaccionar a eso, con nuevos servicios como POS, adquirencia y otros.
Todo debería terminar beneficiando al ecosistema, la competencia y buena parte de la población chilena que ya está bancarizada.
Carta publicada el 26 de enero en Diario Financiero.