Antiguamente, en los comercios de barrio, había letreros que decían “No se fía”, que aludían a una práctica que acostumbran algunos clientes, de tener una especie de línea de crédito con el negocio que se saldaba a fin de mes, cuando pagaban.
El comerciante, llevaba el inventario de compras en un cuaderno. Algo parecido a eso, pero sin la línea de crédito mediante, vienen a ser este conjunto de billeteras digitales que solo sirven para el propio negocio que las fabricó. Al comercio (un gigante generalmente) le sirve para atraer a sus clientes con promociones y descuentos y llevar un inventario de consumo de cada uno de ellos.
En este grupo encontramos a la recientemente lanzada Cencopay, la billetera del gigante Cencosud con alcance regional. Todo hace pensar que tratarán de evolucionar hacia el modelo de super app. Sin embargo, por ahora que aún son los más nuevos en el campo de batalla, su producto es un MVP y carece de la mayoría de los features de las otras y solo permite pagar en los comercios de Cencosud (Jumbo, Santa Isabel, o SPID). Funciona lo más parecido a una billetera física donde podrás guardar billetes en efectivo o tarjetas. El efectivo sería el saldo y las tarjetas, cualquier tarjeta bancaria que quieras agregar.
En presencial se paga con QR y online, las tarjetas guardadas en los comercios de Cencosud, pasaron a ser Cencopay. El incentivo es el mismo de la mayoría, los descuentos y promociones. Las desventajas mayores por ahora son que no se puede cargar saldo desde cualquier cuenta. Solo puede hacerse desde una cuenta bancaria asociada al mismo rut del usuario y lo mismo para los retiros de saldo (Cashout). Hay que tenerle algo de paciencia porque es un poco lenta y estar atento a sus próximos pasos.
No puedo dejar fuera a FPay, la billetera del grupo Falabella, que recientemente acaba de ser la primera eliminada del campo de batalla. En la misma línea que la nueva Cencopay, venía creciendo a paso firme desde el 2020. Al menos desde la visible campaña publicitaria, podía entenderse así.
Independiente de la estrategia que tomó Falabella para bajar FPay del mercado, me gustaría mencionarla porque es el modelo que quizás podría seguir Cencopay, ya que estaba alcanzando el mismo nivel de funcionalidades de Mach, Tenpo y Mercadopago, con la salvedad que no emitía tarjetas de prepago, dado que el Banco Falabella y CMR son los emisores que abarcan todos los segmentos de clientes. Falabella había apuntado a crear una red de comercios pequeños y medianos integrada para hacer pagos directos con QR y estaba trabajando en potenciar lo mismo en el mundo de las compras online, por lo tanto convertirse en una super app y salir de Falabella. El incentivo principal eran los descuentos y promociones, además de estar naturalmente unido al programa de puntos de lealtad. Adiós Fpay :(
Otra que entra en este grupo es Micopiloto de Shell. Esta es una de las aplicaciones más sencillas y poco ambiciosas (¿o abandonada, quizás?). Carece de casi todas las funcionalidades que tienen las que lideran o incluso que su competidor directo Copec. Principalmente, sirve para cargar combustible, llevar un registro y hacer un pago no-presencial, es decir, sin usar el plástico. En rigor es lo más parecido a una billetera física, pero sin la opción de tener saldo cargado y que solo permite pagar en centros de Shell. El único incentivo es el de descuento y promociones, como la mayoría.
La última que me queda en este grupo es la de la cadena de Starbucks, asociada a su programa de recompensas Starbucks Rewards. Esta aplicación podría parecerse a la de Shell, muy enfocada en sí misma y solo para pagar en su negocio. Sin embargo, tal como les comentaba al principio de este artículo, el objetivo de Starbucks es otro. Ellos atraen el saldo de sus usuarios, incentivados por el cashback en forma de recompensas. Porque además, esta aplicación, permite pagar solo con el saldo y no con la tarjeta guardada. Las tarjetas guardadas solo sirven para cargar saldo. Con eso, la cadena de cafés más grande del mundo ha logrado manejar grandes cifras de dinero en saldo de sus clientes.
El espesor de la billetera podría ser una manera de demostrar poder adquisitivo. Dado que esta estaba llena de billetes y luego, en pleno auge de las tarjetas de crédito, llenas de rectángulos plásticos. En la segunda década del siglo XXI, la billetera física está empezando a experimentar un retroceso, para dar paso a las billeteras digitales. Pero en rigor, las billeteras digitales que más reconocemos hoy, son un poco más que eso, como ya hemos visto en los párrafos anteriores. En este grupo entonces podemos encontrar los productos que se enfocan principalmente en reemplazar la experiencia de pagar con la tarjeta de plástico por otro dispositivo, con el fin de evitar que las personas tengan que portar una billetera física a la hora de comprar y pagar. Y solo eso. Pues si no, ¿qué es realmente una billetera?
Aquí tenemos las dos por excelencia, Google Pay y Apple Pay.
La billetera de Google, como mencionaba, se enfoca principalmente en ser un reemplazo de la billetera física. En la aplicación (solo para Android), se pueden guardar las tarjetas bancarias de casi todos los bancos que actualmente están en convenio con Google, para realizar pagos sin contacto (NFC) usando el teléfono o reloj inteligente en reemplazo del plástico. Sin embargo, no todas las tarjetas funcionan. Los bancos deciden si sus tarjetas funcionan con la billetera y pueden restringir los pagos con dispositivos móviles en cualquiera de ellas, como por ejemplo las de prepago. La billetera además carece de casi todos los features que tienen las demás billeteras, sobre todo las que están en la categoría de super apps. Su foco es facilitar, con tecnología de alto nivel, a los usuarios finales (tarjetahabientes) los pagos presenciales y online a cambio de una comisión como intermediario cobrada al emisor.
Por otro lado, Apple Pay, recién estrenada en Chile, luego de una larga espera por parte de los Apple users clientes de todos los bancos nacionales. Es casi lo mismo que la de Google, pero en este caso para usuarios exclusivamente de iPhone. Permite pagar sin contacto (NFC) usando el teléfono y reloj inteligente. Se pueden añadir todas las tarjetas bancarias permitidas por los bancos emisores en convenio con Apple.
Y finalmente, Onepay, la billetera de Transbank, que está en el lado adquirente y que a través de su producto, busca facilitar los pagos que se procesan en su red, utilizando el clásico QR. Sin embargo, los años han pasado y Onepay mucho no ha cambiado, salvo por algunas mejoras en la usabilidad que se ven en su última versión de hace ya un par de años. Esta aplicación es también lo más parecido a una billetera física. Permite guardar las tarjetas que el usuario quiera, de manera segura (en ese aspecto es mejor que una billetera real) y pagar en todos los comercios que tengan la pasarela de pagos Webpay. Es decir, solo en pagos online. Ayuda a que la experiencia de pago sea más fluida y amigable, saltándose los pasos del formulario. Le ha servido también a muchos, que vieron con horror tener que empezar a poner los datos de su tarjeta de débito cada vez que compraban. El usuario guarda la tarjeta una vez y luego no la usa más. ¿Y en el mundo presencial? Es una semi deuda de Transbank todavía. La tecnología de los terminales de pago presencial (POS), no soporta la representación de QR. Sin embargo, los nuevos terminales basados en Android sí lo permiten. Para cubrir parcialmente esta brecha, Transbank tiene un producto llamado Cobro QR que permite a los comercios físicos generar un código QR para que los clientes puedan pagar con Onepay y otras billeteras integradas a esta forma de pago.
Las billeteras digitales nacen a partir de una necesidad que luego se transformó en otra. La primera necesidad sería la que cumplen a cabalidad “las reemplazantes”. Sin embargo, las super apps pasan a ser las líderes, porque apuntan a una necesidad diferente. La nueva necesidad es ayudar a bancarizar a las personas que suelen quedar fuera del sistema, por no alcanzar los requisitos mínimos para abrir una cuenta bancaria o las que por simple desinterés o desconfianza prefieren manejar su dinero alejado de los bancos. Entonces surge el problema de que las personas bancarizadas o ya insertas en el mundo financiero a través de tarjetas de crédito del retail y otras, se están quedando al margen de la innovación que están creando las empresas para los marginados del sistema. Y para evitarlo, están empezando a incorporar a sus aplicaciones de clientes algunas de las experiencias que se pueden encontrar en estas super apps o bien, están creando aplicaciones para el manejo virtual de sus productos físicos.
En este último grupo que he llamado “Yo también” encontramos primero al Banco de Chile y Scotiabank que se unieron para facilitarse las transferencias entre ellos. Originalmente, tenían una aplicación llamada Paga2, que permitía a sus clientes hacer transferencias rápidas, sin tener los datos de la cuenta, usando solo el número de teléfono. Muy parecido a las transferencias peer to peer (P2P) que la mayoría de las billeteras tiene. Pero hoy, por el lado de Scotia, la funcionalidad fue incorporada a su aplicación de clientes ScotiaGo y el Banco de Chile, quien tiene una estrategia de diversificar sus aplicaciones, lo incorporó a su aplicación Mi Pago, estando ambas integradas al pago con el QR interoperable de Transbank.
Se suman además las aplicaciones de Bci, Santander, Itaú y BancoEstado, las cuales también se han integrado a los pagos con el código QR interoperable de Transbank, permitiendo a sus clientes pagar tal cual como lo hicieran con Onepay, sin la necesidad de tener que estar introduciendo los datos de las tarjetas en Webpay.
Por otro lado está ABCDin que ofrece tarjeta de crédito retail ABC Visa, que puede utilizarse con la aplicación de manera virtual, para pagar con el QR interoperable de Transbank.
Finalmente Coopeuch y Global66 como entidades no bancarias con provisión de fondos, que emiten tarjetas Mastercard de prepago virtual en su aplicación, pero que aún no han incorporado el pago a través de QR ni otras funcionalidades. Y la apuesta de Salcobrand y Preunic que está emitiendo tarjetas de crédito Visa SBPay, de manera física y digital a través de su aplicación Salcobrand y la Rappicard emitida a través de Itaú por la aplicación de Rappi.
Según el Informe de Sistemas de Pago del Banco Central, publicado en agosto 2023, muestra que el acumulado a marzo de este año es de USD $1311 M, correspondiente a 29 M de transacciones. Y aunque las transacciones usando tarjetas de prepago representa sólo el 1% del total de transacciones realizadas, siendo tremendamente inferior con respecto a otras tarjetas bancarias y no bancarias o que las transferencias de fondo (TEF) siguen liderando. Se puede ver como después de la implementación del modelo de 4 partes ha permitido la entrada de emisores no bancarios de tarjetas de prepago que llegan a más tarjetahabientes y aumentan la competencia. Por su parte, nuevos adquirentes y sub adquirentes que han ingresado al mercado, han contribuido a aumentar de manera significativa la aceptación de nuevas tarjetas, lo que propicia el escenario ideal para la proliferación de billeteras digitales.
Al mirar a todos los competidores en el escenario actual, se abren varias interrogantes sobre qué estrategia están tomando los diferentes actores. Si acaso todos pretenden evolucionar hacia un modelo de super apps y qué costes supone lograr eso. O si hay oportunidades solo con la captura de saldos pequeños. O el modelo de intermediación de las transacciones es solo para Apple y Google. La pregunta principal es qué quieren y buscan los usuarios. Y podemos derivar en otras como ¿Quieren hacerse de una tarjeta para comprar en el extranjero? ¿Quieren tener una cuenta gratis? ¿Quieren tener más opciones para comprar online? ¿Quieren descuentos? ¿Quieren ahorrar e invertir? ¿Quieren comprar seguros?
Según la última encuesta de Chubb dice que a nivel global existe un alza creciente por adquirir seguros, donde los bancos y aseguradoras tradicionales tienen ventaja sobre los nuevos digitales, porque en estos temas, las personas son aún conservadoras y privilegian el factor humano. Sin embargo, hay ciertos “seguros integrados” que podrían ser interesantes para las generaciones más jóvenes. En los resultados publicados, además, se muestran varios casos de estudio, donde destaca el de Tenpo, quien está colaborando con Chubb para “para revolucionar la industria de seguros emergente en la región, ofreciendo un nuevo canal para llegar a los consumidores que carecen de una cobertura adecuada”. El objetivo de Tenpo es hacer que los seguros sean fácilmente accesibles a través de los canales digitales y apoyarse de la IA para la gestión de reclamos e impulsar el servicio al cliente digital.
¿Pero qué valoran realmente los usuarios de estas aplicaciones de pago?. Según una encuesta que hicimos hace un par de meses con la que buscamos, entre otras cosas, entender las preferencias en torno al uso de las billeteras digitales, nos llama la atención que de los más de 150 participantes, sobre el 55% se encuentra en un segmento medio-alto de ingresos, dado que reconoce que “puedo darme pequeños lujos y ahorrar”. Lo que hace pensar si efectivamente estos productos están llegando al verdadero target al que apuntan. Y que también la facilidad de uso y los beneficios que ofrece sean los principales motivadores, porque a mayor cantidad de opciones que un producto tiene, más complicada se vuelve la usabilidad y se sacrifica —casi inevitablemente— la facilidad de uso. ¿Aplica el “menos es más”? ¿Y dónde están poniendo los incentivos? ¿Son los correctos?
Es interesante seguir mirando lo que va ocurriendo con todos estos productos, cuáles siguen creciendo y qué costo. Después de todo, esta es una apuesta como muchas. Así lo reconoce el CEO de Credicorp en una entrevista para el Mercurio, con respecto al dinero que Tenpo sigue perdiendo, pero sigue persiguiendo el premio mayor. Sigamos viendo cuál es el próximo Fpay en salir o cuál será el próximo en aventurarse a pelear esta guerra.
Este artículo forma parte de la serie "La revolución de las Billeteras: Análisis de la competencia en Chile", y que consta de dos partes. Aquí pueden ver la primera.