Con el auge del confirming, hemos visto un importante giro en la industria del factoring o anticipo de facturas en los últimos cinco años.
Sin embargo, ahora se viene un nuevo cambio. Y será radical.
Estas empresas pasarán de ser una mera forma de financiamiento a transformarse en un verdadero medio de pago para las pymes. Y ya hay algunas que lo están haciendo.
Es un paso natural después del auge del confirming, servicio financiero con el que las grandes empresas pueden gestionar el pago a sus proveedores adelantándoles el monto de las facturas.
Imaginen que, además de ese pago anticipado, se les diera a estos proveedores la posibilidad de pagar por la misma plataforma a quienes –a su vez– les suministran productos y servicios.
Entonces, estaríamos frente al nacimiento de la industria BNPL B2B (Buy Now, Pay Later Business-to-Business o Compra Ahora, Paga Después Empresa-a-empresa en español).
Este nuevo tipo de BNPL B2B se podría transformar en el medio de pago favorito de pequeñas y medianas empresas, porque simplifica su gestión de pagos y reduce los riesgos.
Lo más interesante es que Chile está a la vanguardia de esta evolución en América Latina.
¡Wow!
¿Cómo llegamos a esto…🤔 ?
El factoraje llegó a Chile en 1986 con la financiera Financo, hoy Tanner, que les ofrecía a los proveedores de grandes empresas adelantar el cobro de sus facturas a cambio de una comisión.
En esa época no eran raras las facturas a 180 e, incluso, 360 días.
El anticipo le daba una solución a este problema y, por lo tanto, a la supervivencia de las pymes suministradoras.
A fines de los 80, ya se hablaba de ‘industria del factoring’.
Estaba formada por un grupo importante de bancos y empresas que se organizaron en la Asociación Chilena de Empresas de Factoring (Achef) en 1994.
Un año después, se publicó ‘El contrato de factoring’, libro de Agustín Marré. La publicación fue un hito porque dio pistas de cómo se iría regulando este servicio financiero en los siguientes años. Delineó cómo sería la cultura del factoraje y su importancia en el mercado.
En 1997, se formalizó la participación de los bancos en la industria gracias a la Ley General de Bancos. Esta norma le dio un impulso al factoring, ya que incorporó el descuento de las facturas como tal. También le permitió a la banca constituir filiales en el rubro o desarrollar directamente la actividad.
Los siguientes seis años fueron prósperos para una industria que se transformó en el primer y, por mucho tiempo, único negocio financiero nacido sobre la base de las facturas.
En 2003 llegó la modernidad.
Chile –por medio del Servicio de Impuestos Internos (SII)– impulsó el primer modelo de facturación electrónica en Sudamérica. El sistema buscaba mayor competitividad y eficiencia en el control y la fiscalización tributaria.
Y un hito fue la eliminación del timbrado físico de factura.
El negocio del factoring se formalizó con la ley 19.983 en 2004.
La normativa ha sido modificada en varias oportunidades después y delimitó claramente las obligaciones de quienes dan y reciben una factura de venta.
También reguló a quienes trabajan como intermediarios de éstas. Es decir, a las empresas de factoring.
Un año después entró al juego un nuevo sustituto. La Bolsa de Productos, sociedad anónima abierta regulada por la Comisión para el Mercado Financiero mediante la ley 19.220, se transformó en el primer mercado de facturas en Chile.
Esta bolsa es una plataforma de subasta pública donde se transan productos, contratos, facturas y sus derivados.
Con su creación, Chile se transformó en el único país donde no importa el tamaño de quien emite una factura para acceder al mercado de capitales y financiarse.
Todo bien hasta ahí, pero el financiamiento de pymes daría un nuevo giro en 2011.
Ese año el gobierno lanzó el Sello Pro Pyme, con el que las empresas se comprometían a pagar en 30 días a sus proveedores pyme desde la recepción de sus facturas.
Desde el punto de vista de los factoring, la ley alteró las dinámicas de financiamiento, tanto de sus clientes como de sí mismos. Lo hará de dos maneras:
Así, 2013 fue clave para el futuro normativo de la industria del factoring.
La ley 20.727 hizo obligatoria la facturación electrónica, lo que incrementó la eficiencia y redujo los tiempos operativos del factoraje.
La norma se fue aplicando gradualmente hasta que se hizo obligatoria para todos en 2017.
Este hecho marcó el fortalecimiento del factoring electrónico.
Y tendría consecuencias: todo este contexto permitió un crecimiento sostenido de la industria del factoring entre 2015 y 2019. Este último año alcanzó el récord de colocaciones por 850 mil millones de pesos.
Sin embargo, ese mismo 2019 se promulgaría la Ley de Pago a 30 días.
La regulación significó un duro golpe a la industria del factoring, que ya había lidiado antes con el Sello Pro Pyme. En 2020, las colocaciones bajaron a 790 mil millones de pesos, registrando la peor variación interanual del factoring: -20%.
Con la norma, cambió el paradigma. La promesa se ha ido cumpliendo: ya no veremos más cobros a 180 o 360 días como antes.
A esto se sumó la pandemia, que golpeó la productividad de las empresas. Como respuesta, el gobierno diseñó cuatro herramientas:
Como los instrumentos iban dirigidos a las pymes, dieron un respiro al factoring.
Sin embargo, el sector recibió otro golpe en 2020, con el lanzamiento del fondo Crece de Corfo.
Este financiamiento otorgaba préstamos a las pymes que no cumplían con las condiciones para acceder a la banca. Sin embargo, impuso una condición: las instituciones financieras no bancarias que servían como intermediarios debían estar registradas en la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) para ser elegibles y otorgar créditos.
Esto provocó que varios factoring salieran del mercado.
El escenario adverso obligó al factoring a reinventar su estrategia.
Primero, reenfocó su clientela: sus usuarios pasaron a ser las empresas que debían pagar las facturas, no los proveedores como antes.
Esto llevó al nacimiento del confirming, servicio financiero que vive un auge desde fines de 2020 de la mano de actores no tradicionales en este mercado: fintechs como Xepelin, Fivana, Simpli, FinFast, VA, Chita y Cumplo.
En concreto, este instrumento les ofrece a las grandes empresas adelantar el pago de las facturas a quienes les suministran.
Trae varios beneficios:
En esta modalidad, la institución financiera sabe cuánto y cuándo las grandes empresas le van a pagar a las pymes proveedoras. Esa información es clave para entender cómo funciona un proveedor… y los riesgos que corre.
El problema es que el modelo actual de factoring y confirming no es escalable. Un dato: en Chile existen más de 800 mil pymes y micropymes, pero solo el 5% realizó factoring en 2021, según distintas estimaciones.
La razón es que hay pocas empresas que necesitan acelerar sus pagos versus más de 200 proveedores de confirming y factoring.
¿Pero saben qué modelo sí es escalable? El de los medios de pago. Porque estos medios sirven para dar o recibir dinero sin que el tiempo de facturación importe.
Entonces, una empresa de factoring puede adelantarle la factura a los proveedores. Y estos proveedores, a su vez, pueden pagar con esa misma plata sus cuentas.
Para el factoring es fácil ofrecer ese servicio, porque basta con agregar un botón de pago en la misma plataforma de financiamiento.
Simple. Todo en un mismo lugar.
El nuevo modelo instaura el Buy Now, Pay Later B2B con una gran ventaja para las pequeñas y medianas empresas:
El negocio, así, se ve interesante.
Pero no está libre de obstáculos.
Un montón de pasarelas y botones de pagos le darán batalla al factoring. A ellas, debemos sumar las transferencias electrónicas, el creciente mercado de los pagos recurrentes y los bancos, que no quieren perder el negocio de las líneas de crédito.
Tampoco hay que olvidarse del contexto actual de las pymes, con una crisis a las puertas que las tiene más temerosas de contratar nuevos servicios y las vuelve más conservadoras.
Y aunque hoy solo existen un puñado de empresas que ofrecen el servicio de medios de pagos junto con el financiamiento a través de sus plataformas, en pocos años estaremos hablando de una industria de BNPL B2B. Y será súper dinámica, tal como sucedió ene los 80, cuando nació el factoring.
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