La Corte Suprema fue directa: no hay nada que aclarar. Con esta declaración, las isapres deben desembolsar a todos sus afiliados más de 1.400 millones de dólares por concepto de cobros excesivos, tras la adecuación a la tabla única de factores, según cálculos de la Superintendencia de Salud.
Con este asunto zanjado, ahora comenzaron las discusiones en la Comisión de Salud del Senado, las que se centran en la difícil tarea de encontrar un método de devolución de estos montos por parte de las isapres y, a la vez, que mantengan una viabilidad financiera.
Lo que se debe encontrar es un camino alternativo que cumpla el fallo de la Corte Suprema y las isapres continúen con solvencia, pues según algunos entendidos 1.400 millones de dólares son las ganancias de 33 años de estas aseguradoras.
Pero más que analizar números, aquí hay que prestar atención a los más perjudicados con toda esta debacle: las personas. Nos referimos tanto a los afiliados a isapres como quienes están Fonasa y esta compensación no arreglará ni la situación financiera de quienes la reciban ni nuestro frágil sistema sanitario que hoy más que nunca se ha visto colapsado.
La reforma de la salud es un asunto que se viene hablando desde hace muchos gobiernos, pero ninguno se hizo cargo de este sistema de salud que pedía a gritos cambios para poder resistir la demanda con calidad y eficiencia sin cobros excesivos como estaba ocurriendo en el sector privado. Y como nadie se hizo cargo, vino la Corte Suprema y aplicó una solución técnica a un problema sistémico.
Clínicas, aseguradoras, sistema público, todos los sectores involucrados contribuyeron para que se diera este espacio de abusos y colapso en la salud. Los afiliados a isapres iniciaron demandas cada vez más recurrentes contra ellas y, por eso, el poder judicial culminó dando una propuesta técnica, esta salida que es solo financiera y que ahora pone en aprietos a las aseguradoras. Pero no es una solución al alicaído sistema de salud.
Debemos pensar en una solución en conjunto para salir de esta crisis, porque todos estamos involucrados y afectados por esta situación. Pero, especialmente las isapres tienen que entender que el escenario cambió, las condiciones ya no son las de antes y deben adaptar sus procesos a este nuevo escenario.
Hoy en día existen las tecnologías que pueden contribuir a eficientizar los procesos y bajar los costos de las isapres, que encarecen el servicio. Tecnología como machine and learning e inteligencia artificial para repensar las experiencias y productos que apunten a aumentar la satisfacción de los ya incrédulos afiliados y disminuir los costos. Sin ir más lejos, basta con mirar el proceso de Licencias Médicas para entender que hay mucho que actualmente se puede hacer utilizando tecnología para la prevención de fraudes.
A final de cuentas, eliminar a las isapres o al sistema privado de salud no es la solución, sino lograr el equilibrio entre ambos sectores para que funcionen de manera complementaria, eficiente, con calidad y, sobre todo, en beneficio del bienestar de las personas. No perdamos ese foco.
Esta columna fue publicada el 12 de julio en Biobiochile.cl